Siempre escribo en Tercera persona, puedo contar solo con una mano las veces que he escrito en primera persona. Es cierto que te queda mucho mejor para meterte en la piel del personaje, y pensar como si estuvieras experimentando las mismas cosas, pero en mi caso cuando hago eso me empiezo a meter tanto que después de un rato el texto se convierte un entrevero de ideas que no llevan a ningún lado.
Por el contrario cuando escribo en Tercera, puedo no solo pensar en los aspectos de su personalidad sino también en todo el resto; me queda más cómodo.